En junio de 2025, la Central de San José cumplirá 110 años desde su apertura y gracias a su funcionamiento hasta hace pocos años, mantiene su edificio y maquinaria de cuando se inauguró en 1915, lo que hace muy valioso este patrimonio industrial dada su buena conservación. Pero además este patrimonio, resulta complementario con el del barrio de las bodegas y, por si fuera poco entronca con las señas de identidad de esta ciudad donde la luz, se considera como uno de sus símbolos de su pasado.
En la España finisecular, la electricidad fue sinónimo de progreso. La transición de los motores a vapor a los electromotores fue un avance crucial en su época que dejaban atrás muchas de las innovaciones de las primeros inicios de la revolución industrial.
Pero, las fábricas de luz no lo tuvieron fácil. En la primera década del siglo XX, el consumo doméstico con sus dos o tres bombillas por domicilio no era suficiente para amortizar los costes de instalación y su escasa rentabilidad llevó a la ruina a muchas compañías por lo que cada vez más fue necesario planificar las centrales eléctricas de acuerdo a una demanda real que las hiciera rentables.
La construcción de la Central hidroeléctrica San José en Haro es un ejemplo modelo de evolución industrial de dos sectores dependientes y muy interrelacionados, como fue el harinero y el eléctrico. La demanda de la fuerza motriz en 1915 para uso harinero hizo posible la construcción de esta central hidroeléctrica.
Con las modernas centrales eléctricas, las harineras siempre importantes en esta ciudad ya no necesitaban ubicarse en el cauce del río. Así, en el paseo de la Vega, en el centro urbano burgués de Haro, se inauguró en 1914 las modernas instalaciones de la fábrica de harinas sistema Daverio que tuvo como propietarios, igual que la Central San José, a la mercantil Nietos de José Francés.
Ésta sociedad estará formada principalmente por los herederos de José Francés pero tendrá importantes vínculos societarios y familiares con dos importantes familias jarreras como fueron los Ardanza y Etcheverría.
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Las obras fueron muy laboriosas y costosas. Fue preciso construir un canal de unos dos kilómetros de longitud sólidamente construido con un suelo de hormigón hidráulico y paredes de piedra revestidas de cemento.
El agua provenía de la presa del río Tirón, por lo que también fue reformada. Para esta traída de aguas fue preciso construir también dos túneles de unos 100 metros cada uno y abrir en el recorrido 3 puentes de cemento armado, para dejar libre los pasos de la carretera de Miranda, camino vecinal de Villalba y un camino de servidumbre rural.
Estas obras proporcionaron a la central hidroeléctrica un salto de 11,60 metros para dar servicio a dos turbinas de la casa alemana J.M. Voith. El resto de los aparatos y el material eléctrico eran de AEG de Berlín.
Las turbinas fueron bautizadas con el nombre de "Leonardo" como el padrino-socio de la inauguración y "José", en homenaje a José Francés abuelo de los propietarios cuyo retrato presidió este acto y al que se quiso homenajear de alguna manera en este momento en el que la técnica y los sueños coincidieron en esta central hidroeléctrica.
El montador encargado de esta instalación fue el ingeniero casado con una jarrera, Alberto Cseényi, secundado por Rafael Arizaga. La dirección de la obra fue del ingeniero Salbidegoitia y el aparejador Ernesto Montión.
La inauguración fue el 22 junio de 1915 y corrió a cargo de Leonardo Etcheverria que hizo las funciones de padrino y las puso por primera vez en marcha diciendo:
"Larga vida te desea tu padrino y a tus dueños la compensación natural de sus sacrificios: a todos los presentes gracias infinitas por su amables asistencia".
Todo ello fue fotografiado por Mendía. La celebración continuo en la nueva fábrica de harinas de Nietos de Francés donde se sirvió una comida en la sala de los cilindros para más de cuarenta comensales.
En 1924-1925 José Ignacio Montobbio y Terol, yerno de Leonardo Etcheverria (socio de la mercantil Nietos de José Frances) se hace cargo de la Central San José y realiza nuevas instalaciones que tienden a asegurar en todo tiempo su funcionamiento con una máquina supletoria de vapor "Wolf".
Por otra parte, por si esto n o fuera suficiente se adquiere nuevas turbinas AEG para la Central hidráulica del cercano municipio de Labastida, que proporcionaba 325 HP adicionales.
En 1931, Montobbio también solicitó que el caudal concedido para los dos saltos de su propiedad en el termino del molinacho, donde se encontraba por un lado, la central eléctrica y por otro, el viejo molino conocido como "molino de enmedio" también de su propiedad, se unifique esta concesión para proporcionar caudal únicamente para la Central de San José, dotándola así de mayor capacidad.
1.- PUESTA EN MARCHA DE LA CENTRAL (con sonido original de una central hidroeléctrica)
2.- DÍA DE LA INAUGURACIÓN