La SINGER en Logroño se encontraba en la Calle Sagasta n º 4 (antes 12) pero, su red en toda La Rioja era tan impresionante, que hubo representantes comerciales de esta marca hasta en San Román de Cameros o Cervera del Río Alhama. Sus tiendas, nos solo eran sucursales comerciales, también eran centros de consultas, de cursillos de aprendizaje y de difusión de nuevas ideas sobre costuras, bordados...
Esta empresa y otras que la imitaron, fueron nada más ni menos, que responsables de popularizar la costura y la moda en el vestir haciéndola más accesible.
La máquina de coser fue el primer electrodoméstico en incorporarse a los hogares, y lo hizo a mediados del siglo XIX. Tener una de ellas suponía un signo de distinción y un avance considerable para cualquier familia. Con el tiempo, se popularizó su uso y a principios del siglo XX revolucionó la moda y el vestir de la época haciéndose cada vez más accesible a amplias capas de la población.
Se tienen noticias que Julián Ruiz, el que fue luego gerente del Café Colón entre 1875-1890, distribuye estas máquinas. Pero también sabemos que en 1876 en la calle Colegio (Hermanos Moroy), en el comercio de la Vda. de González Crespo, vendía la Singer para sastres y zapateros junto otras marcas como la Polipa Giratoria, la Hoive, la V. Weison para modistas, o la Canadiense, propia para familias. Su precio oscilaba oscilaba entre los 400 y 1.100 reales pero se podía pagar a plazo, si existía fiador solvente.
"La tienda oficial de Singer" por así decirlo, no se crea hasta 1884 que se inaugura el comercio de la calle Sagasta,12 de Logroño coincidiendo con la apertura de la calle al Puente de Hierro.
En 1915 vendía más de 2.000.000 millones de máquinas de coser en todo el mundo. La rápida expansión de esta multinacional hizo que a principios del pasado siglo tuviera en España tiendas en todas las capitales de provincia y en Logroño también en otras muchas poblaciones, hay que tener en cuenta que sus máquinas además de la la confección familiar, sastres y modistas se utilizaban en otros gremios como el zapatero, alpargatero y guarnicionería y otras industrias.
Después de la 1ª Guerra Mundial muchas fábricas de armamento se reconvirtieron y fabricaron máquinas de coser. Así, entre la principales competidoras aparecieron las españolas la Sigma que en Logroño estuvo en la calle 11 de Junio compitiendo, después se distribuyó Alfa que se vendía inicialmente en La Logroñesa de Armas.
Además de la importancia de mecanizar la costura y hacerla popular junto a estas máquinas, apareció un concepto nuevo de venta globalizado, la SINGER fue la primera gran multinacional. Esta empresa fundada por Isaac Merrit Singer en 1851 llegó a poseer uno de los rascacielos de Nueva York y su prestigio todavía esta presente.
La SINGER fue falsificada en todo el mundo; con nombres como "sistema Singer", "Singer silenciosa" o "Singer perfeccionada" etc. Y en su publicidad aseguraban que "se aceptaban cambios de máquinas de todas las clases y sistemas para ser destruidas en presencia del comprador"
Sus novedosas campañas de publicidad en lo medios gráficos de la época hacía necesario tener una SINGER, las demás, eran otra cosa. No sólo era un electrodoméstico que cambió la forma de vestir y de coser. También fue un estilo de vida ¿Quién en Logroño no quería tener una de esas maravillosa máquinas?
De las "domésticas" la más barata era la máquina sobre zócalo con cubierta curva para trabajar a mano y el precio del modelo más sencillo era de 170 pesetas o 187 pesetas si se pagaba a plazos de 50 pesetas cada uno. Una modista ganaba aproximadamente 1 peseta diaria en jornadas interminables, por lo que es fácil imaginarnos el esfuerzo que suponía tener una de estas deseadas máquinas.
MODELOS
Según el catálogo ilustrado que se daba gratis existían en 1915 los siguientes modelos:
Domésticas o familiares. Las máquinas domésticas variaban según estuvieran sobre zócalo, sobre mesa usual, o "mesa secretaire" o si se tenían cubierta curva; diferentes número de gavetas y alas de extensión; para trabajar a pie o a mano; con lanzadera vibrante o con de garfio horizontal oscilante o de bobina central.
Las máquinas industriales.
Las había para sastres, zapateros, corseteros y otras industrias análogas.
- Las giratorias para labores que necesiten un brazo muy estrecho, como la compostura de zapatos.
- Las cilíndricas apropiadas para la fabricación de petacas, carteras, portamonedas y toda clase de artículos finos de piel.
- De puntada cadeneta útiles para coser géneros de punto, gorras, pañuelos de seda y otros elementos elásticos.
- Las apropiadas para guarnicionero capaces de coser con hilo encerado.
- Las destinadas a la fabricación de guantes que conducen el material entre dos discos que giran en estricta precisión y la aguja funciona horizontalmente.
-Y por ultimo, en el catálogo ilustrado aparecía la máquina de puntada de vainica y adorno, con puntada de retroceso.
Éstas eran las máquinas de coser más usuales, pero SINGER fabricaba más de 500 modelos diferentes para todo tipo de usos y con diversas variantes de gavetas, extensiones...etc.
Este catálogo se distribuyó en Logroño y estaba actualizado con los precios a 1918, pero los modelos eran de 1915.
VESTIGIOS DE LA TIENDA SINGER DE LOGROÑO
La publicidad de SINGER también llegó a las paredes de Logroño y así en algunas fotos/postales de principios de siglo han quedado como testigos sus carteles de propaganda de la calle Marqués de Vallejo o el situado al inicio y final de la calle Mercado/Portales.
Pero también podemos ver los curiosos rótulos de "aceite, agujas, algodón y seda" que se han conservado a pesar a pesar de haber tenido este local numerosos usos a lo largo del tiempo.
La publicidad de Singer llegó a las paredes de Logroño y así la podemos ver en algunas fotografías de las calles Portales al inicio y final o Marqués de Vallejo.
La imagen de la derecha de la Revista Blanco y Negro de 1915, se puede ver una mujer en una buhardilla con su Singer acompañada de un canario en su jaula que debía cantar mientras ella trabajaba.
Para las costureras, a pesar de disponer de esta prodigiosa máquina SINGER, "Coser y cantar" no fue sin esfuerzo. Las largas jornadas de trabajo, cuidar la prole, las tareas del hogar agotaban a cualquiera.
Las modistillas que se ponían por su cuenta debían hacer multitud de horas para sacar un miserable jornal y a la vez amortizar las carísimas máquinas de coser, que normalmente, se compraban a plazos.
En 1900, haciéndose eco de esta realidad, vemos anuncios de las afamadas "gotas de hierro Bravais" para la anemia que tienen como protagonistas a agotadas costureras a las que se les recomendaba este producto milagroso.
El pedalear se va acabar...
Como alternativa a tanto trabajo también surgieron soluciones téncicas y de esta manera Sew-E-Z adaptaba motores eléctricos a las máquinas de coser. Solo faltaba que en las casas existiera la electricidad.